viernes, 24 de diciembre de 2010

Pasado. Presente. Futuro

Federico tiene veinte años y acaba de empezar el servicio militar en una transición tardía de una España que no encuentra su definición, en una España que quiere pero no puede deshacerse de un pasado demasiado intenso como para poder olvidarlo a golpe de chatos de vino en la cantina del cuartelillo. Federico vive su presente en el que defiende un ideal que no sabe si comparte, en el que se emborracha sin saber muy bien porqué y en el que no sabe si le gusta la carne o el pescado, el muslamén o el culo bien prieto del general. Se levanta cada mañana anhelando no recordar nada del día anterior porque eso implicaría recordar un pasado que ya no existe, un pasado que ya pasó. Y oyé, esa filosofía no le va tan mál, parece feliz. Vive una vida intensa plagada de amoríos con quien sabe quien y quien sabe dónde, plagada de carcajadas sonoras y vacías con compañeros de milicia de los que ni era necesario saber sus nombres, ni mucho menos sus apellidos. Transita con resignación por las grandes caminatas del servicio, por los madrugones y las marchas pensando que pronto serán pasado, mirando hacía un futuro que, aunque el, en su querido presente, no sabía, le depararía un puesto en la biblioteca del cuartel.


Federico tiene,  treinta años después de su mili, cincuenta ya bien cumplidos. Se sienta en su sofá orejero del salón para que le de el solecito en las piernas y coje un libro de los pocos que quedan en casa sin leer. Aquella pasión, tan irrefrenable como inverosimil para su yo de veinte años, nació en aquel servicio militar que ahora le parece tan lejano y que recuerda con una sonrisa que tarde unos segundos en borrárse de su cara. Lo destinaron a la biblioteca y allí, el aburrimiento o las ganas, nunca lo supo, lo dedicaron a ojear los libros, primero con desdén, para después devorarlos con los ojos y adivinarlos en el corazón. Encontró en aquellas páginas amarillentas y roidas cientos de palabras llenas de significados que nunca había pensado, llenas de historias de amor y de aventuras. Vislumbró comas llenas de pasión, de continuidad y de perfección, puntos que cerraban un final que te dejaba con mal sabor de boca y párrafos que continuaban la historia de un hidalgo y su escudero, la historia de un señor que amó tanto los libros como para enloquecer, que amó tanto los libros como él los amaba ahora, en su sofá orejero, con cincuenta años bien cumplidos ya. 

Pocos años antes de morir, Federico escribió en una pequeña libreta negra que siempre llevaba en el bolsillo de la camisa un pequeño párrafo:

Nunca podré saber porque aquel general me destinó a la biblioteca, tampoco sabré porque me decidí por abrir unos y no otros libros, lo que sí sé es que esa, en inicio, liviana afición, provocó que aprendiera a reconocer el pasado como lo único existente, a adorarlo y a admirarlo por ser el mío y no el de otro. Me ha enseñado a reconocer al pasado como el único en el que el devenir de cada pluma puede comenzar a suceder mayúsculas, minúsculas, puntos y comas, pues es lo único asimilado por la mente que dirije tan excelente pluma. He aprendido con los libros a adorar el presente porque ya pronto será pasado. Y nunca podré saber si todo esto lo han hecho los libros o lo ha hecho el pasado, que cada vez tiene más vida mía y que pronto la tendrá toda. 




3 comentarios:

Rocío dijo...

Yo tampoco sé por qué mi madre decidió aquel verano llevarme a la biblioteca para que no me aburriera. Podría haberme llevado a otro sitio para que jugara o haberme apuntado a otra cosa, a música por ejemplo (bueno a música terminó apuntándome después), pero el caso es que me llevó allí y como Federico, yo también encontré una explicación a mi presente: la que me dieron los libros. Y creo que no quiero más explicaciones que esas.

Muy bonito, Mei y feliz navidad :)

mazapi dijo...

pasado, presente y futuro de la limpieza

Sergio DS dijo...

1000 vidas puedes encontrar en los libros, y cualquiera atribuirte.
No hay mayor posibilidad de expresar el alma que negro sobre blanco.
...totalmente de acuerdo.