lunes, 8 de noviembre de 2010


Esta, amigos mios, es la historia de una princesa, de una princesa y su príncipe. Esta, amigos mios, es la historia de un castillo amurallado.

Esta es la historia de la princesa que decidió, aún habiendolo pensado dos veces, amurallar su castillo de la mejor de las formas posibles. La probabilidad de entrada en aquel fuerte era nula. Opto, conscientemente y sin complejo, por la más cruda de las tranquilidades. Se decantó por convertir a la ausencia de hechos, de acontecimientos, de vida, en su vivir. Edificó la muralla más segura que ningún castillo había poseído ni poseería jamás. Pero, como en todas las historias, la princesa dejó una ventana abierta al juego, al devenir, al suceder de lo probable. En el lugar más recóndito de toda su muralla colocó, amigos mios, el candado más minúsculo hayáis imaginado nunca. ¿Quién tenia la llave? Deberán ustedes suponerlo. Loco de amor, loco de atar, capaz de dar su vida por contemplar solo una vez más la lujuria verde de los ojos de la princesa, irracional, el único que siempre supo comprender que pasaba por aquella carita redonda y blanca: el príncipe. Y aún teniendo la llave, aún sabiendo que él era la singularidad que podía vislumbar la ternura donde otros veían el enfado, aún conociendo aquella conexión efímera e infinita que lo unía a la princesa, compró, a base de besos y saliba, a base de poemas y de risas, toda la dinamita que jamás se hubiese fabricado y jamás se fabricaría en la historia de los hombres. Ya ningún otro podría atravesar la muralla que separaba a su amor del resto del mundo. Y acto seguido, en el justo instante que seguía al más triste de los besos, arrojó la llave al vacío quedando él, principe gentil, fuera del castillo. El príncipe marchó y continúo su vida consciente y capaz de regalar la sinceridad de aquellas caricias a otra princesa. La princesa quedó enterrada, para siempre, en el más triste y profundo desamparo.

Esta, amigos mios, es la historia de una princesa. Esta, amigos mios, es la historia de la princesa soledad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

=[ triste , muy triste meics

Eco dijo...

Peroperopero... jo.

mazapi dijo...

menos para siempre, para una princesa siempre hay un principe, en los cuentos la princesa no acaba sola, solo hay que esperar al final de la historia :)

verdugo dijo...

Es fantastico.