lunes, 22 de agosto de 2011


Le mordí la sonrisa. Le mordí la sonrisa  y el extasis se deslizó por la cara interna de mis muslos, sereno como el agua que corría por nuestras pieles, rápido como mis ideas, que, esquivas, huían de mi mente. Y me hizo el amor con la mirada,  me hizo el amor con el marfil, experto, de su boca, me hizo el amor con el azabache rodeado de abejas de sus ojos, con sus dedos de los pies. Y después acarició con cada milímetro de mi aliento su piel desvestida, su alma desnuda.
Y yo no hice otra cosa  más que morderle la sonrisa, sin que él se diera cuenta.

1 comentario:

Javier Mendieta dijo...

TU PUTA MADRE!! Qué bestialidad!!!