viernes, 19 de noviembre de 2010

Un adiós o un hasta luego

En otro de mis intentos, fallidos y diarios, de dejar de pensarte he comenzado a leer este blog, espacio, página o como quieran llamarlo. En cada uno de los pequeños textos, ahora plagados de errores, me he encontrado a mi misma volviendo a intentarlo, volviendo a quererte, a follarte o a decirte un hasta luego más falso que mi adiós. Te he visto pasar por todos y cada uno de ellos, por sus sustantivos sencillos, por sus adjetivos escasos y simplistas, por sus verbos, redundantes. Te he visto encerrado entre comas sin querer escapar. Te he visto en cada punto y seguido, en cada punto final sin fin.

Comienzo a plantearme dejar, como tú has hecho conmigo, todo esto de lado, comenzar una nueva etapa, una nueva vida, sin tí y sin tu esencia, siempre residente en un abecedario sin z, sin fin, en el más puro ser de la humanidades modernas. Porque fuiste tú quien me enseñó que no saber escribir no significa no hacerlo, que no saber escribir no significa no intentarlo. Me ayudaste a tomar la decisión más importante de mi vida basándome en criterios espirituales, faltos de valor para tantos. Te empeñaste en que cada día de mi vida aprendiera que todos los intentos fallidos de exito conllevan la existencia de un intento exitoso, que se contenía en el significado propio de cada complementario contrario; opuestos destinados a fundirse, decías. Me explicaste todo aquello y yo fingí entenderlo. Me explicaste todo aquello que ahora tú has traicionado, y con razón.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Perfecta

Así hablo Zarathustra dijo...

Es doloroso el final de algo mágico y la vez terrible.

La niña que escribió un sueño dijo...

Espero que no nos dejes a nosotros tus lectores...
Un besito color púrpura

Anónimo dijo...

Vuelve