Te acercas a mi alma, prometiendo, sincero tú, eternidades.
Te acercas a mi piel, ofreciéndo(me) saliva perecedera mojada en labio efímero.
Me susurras al oído palabras de mentecato, dulzonas, gratas;
y yo solo escucho azúcar.
Te me deslizas por la mejilla convirtiéndote en líquido,
buscando una comisura que no llega,
que no llegará.
(Porque)
Te acercas a mi mente y no. No me prometes nada.
1 comentario:
A veces es tan sencillo como permanecer en silencio y que te tomen de la mano.
Publicar un comentario