sábado, 22 de enero de 2011

Defectuoso

Te acercas a mi alma, prometiendo, sincero tú, eternidades.
Te acercas a mi piel, ofreciéndo(me) saliva perecedera mojada en labio efímero.
Me susurras al oído palabras de mentecato, dulzonas, gratas;
y yo solo escucho azúcar.
Te me deslizas por la mejilla convirtiéndote en líquido, 
buscando una comisura que no llega,
que no llegará.

(Porque)

Te acercas a mi mente y no. No me prometes nada. 

1 comentario:

Así hablo Zarathustra dijo...

A veces es tan sencillo como permanecer en silencio y que te tomen de la mano.