viernes, 11 de junio de 2010

Cicatriz

El ser humano nace unido, de la manera más palpable posible, a sus raíces biológicas. En solo unos segundos nos separan, aparece una herida en nuestra barriga que nos recordara de por vida quienes somos, quienes quisieron ellos que fuéramos y nunca fuimos. La herida los primeros días sangra, y son nuestras propias raíces quienes, con las mejores caricias, la obligan a curar. Después queda una pequeña cicatriz redondita que invocará hasta el día de nuestra muerte una unión efímera que jamas podrá romperse. Aún así, nuestras raíces nunca llegaran a conocer del todo a su ombligo, fruto de sus más mundanas entrañas, nunca será lo que ellos quisieran que fuese y aún así sera él el que los ayude a curar cuando, tras el devenir incansable de la vida, sean ellos quienes sangren.

1 comentario:

desconocida dijo...

Que sepas que es precioso y perfecto, como tú. Ten en cuenta que es un gran halago, porque eso sólo se lo digo a los hombres!