miércoles, 7 de julio de 2010

Tocábamos el cielo

-Estoy harta de que no respetas nada, de que te consideres superior a un Dios en el que no crees y pienses que lo puedes todo. Hay cosas que se escapan a tu control, ¿sabes? Tus acciones, si no tienen repercusiones ahora, las tendrán en un futuro. Iras al infierno.
-¿Qué ire al infierno? Por Dios, y nunca mejor dicho. Deja ya de supeditarte a algo que ni siquiera es y empieza a vivir. ¿Sabes lo que pienso? Que en realidad justificas no hacer ciertas cosas en tus creencias cuando, en realidad, es simplemente miedo. Yo iré al infierno, pero tú, cariño, morirás arrodillada.
-¿Arrodillada? Ojalá. Sabes, y yo sé de sobra, que diga lo que diga iré al infierno contigo, porque antes de que mi dios me lleve al paraíso tú me has hecho tocar el cielo tantas veces que ya ni las puede contar.
-Amén.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta mei , me encantas mucho

Justiciero dijo...

En realidad, mientras no ea para rezar o pedir, estar arrodillado no es tan malo. Puedes dar y recibir muchas cosas ^^