
Entrabamos corriendo al aseo, cerrábamos la puerta acelerados, con un portazo que creíamos sordo, absolutamente imperceptible. Yo tenía seis años, él once. Después del golpe, detectable por cualquier oído medio un kilometro a la redonda, me ponía de puntillas para intentar alcanzar la primera leja del armario del baño y así coger la pasta de dientes de fresa. Poníamos los cepillos en horizontal y yo vaciaba medio tubo en cada uno, y empezábamos a comernos el dentífrico infantil creyéndonos los niños más astutos y perversos de toda la tierra. Las hazañas de los personajes de dibujos animados de "la dos" eran minucias comparadas con aquellas expediciones.
Entonces llegaba mamá, abria la puerta de golpe y nos pillaba allí, con el pijama puesto y con la boca llena de aquel gel de color rojo. Y se echaba a reír mientras llamaba a mi padre para que también viera la escena. Allí estaban los dos, al otro lado de la puerta, protectores, estrictamente fundamentales, sustento de todo nuestro vivir, de toda nuestra existencia. Allí estabamos los cuatro, felices.

Estoy estudiando sentada en mi escritorio, con la puerta de la habitación cerrada y los auriculares puestos, de mala leche, como siempre. Alguién abre la puerta, ¡genial!, ya viene mi madre otra vez con sus historias (sea esto leído con voz de pito): friega los platos, ordena los zapatos, ¿por qué llegaste tan tarde ayer?, ¿no irás a salir esta noche?, ¡te he dicho que friegues los platos!, pero ¿¡qué haces?!, ¡no dejes de estudiar!...Pero no, no era ella. Abre la puerta un hombre de veinticuatro años en pijama y con muletas, viene hacía mí, me quita el auricular de la oreja y dice solo y únicamente dos palabras: "te quiero". Después da media vuelta, cierra la puerta y se va, tal cual.
Ahí va, mi hermano, el pilar de mi existencia, en muletas.
8 comentarios:
¡Que bonito!
No hay nada como el amor de un hermano :)
Majo, tu hermano sencillamente es genial, es un GRANDE, como no quedan muchos ya.
Sí, eres una chica con suerte, y por aquí alguna también lo es por cruzarse contigo en el camino hace 6 años y desde entonces caminarlo contigo :)
Por Dios, ¡pero qué tieeeeeeeeeeeeeernooooo! Lo voy a contratar para que le dé clases a mi hermano de cómo tratar a una hermana.
Ohhh. ¡Qué amor de hermano tienes!
El martes seguramente subiré la segunda parte; a ver si te gusta...
Un besito color púrpura
Jajajaja
¡No dejes de estudiar!¿De verdad te lo ha llegado a decir alguna vez?
La verdad es que tu hermano sabe como conquistar a una dama como tu lo eres, ¡estas hasta los pelos de él!
Como han dicho por ahi, que grande.
Recuerdo cuando mi hermano y yo ns peleabamos por los motes que nos ponia mi madre..yo queria que me llamara peluchina y el decia que era peluchá..(eso era porque estaba gorda y pegaba más...según él)
Me quito el sombrero: excelente entrada.
Siempre suyo
Un completo gilipollas
Absolutamente perfecto. No hay palabras en el diccionario de la RAE para expresarme.
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