viernes, 22 de octubre de 2010


 La brisa salada del mar de invierno partía mis labios en mil pedazos, sangraba zanjas rosadas en cada comisura, dolía. Tú intentabas acariciarme el pelo mientras el viento jugaba a quitártelo de entre los dedos y yo sonreía, sonreía como antes, como nunca en mucho tiempo y como siempre que rondabas un kilómetro a mi redonda.

Hacía mucho frio aquella mañana de diciembre, creo que era nochebuena, o navidad, o el día de los inocentes, porque tanta felicidad debía ser una broma. Estábamos sentados en el banco improvisado que algún ayuntamiento colocó allí intentando separar el mar de la humanidad y te quitaste la chaqueta; la posaste sobre mi espalda, su tamaño parecía rozar la enormidad de tus abrazos y me dio calor de pronto. Sacaste un pañuelo de tu bolsillo, verde aceite, y me tapaste los ojos, verde aceite. Sentí que ver era algo secundario, sentí que cada milímetro de mi piel estaba seguro en el lugar más expuesto de toda la tierra, que nada ni nadie podía dañarme. Cuénta hasta diez, me dijiste. Ingenua, vulnerable como un recién nacido, crédula, nunca super ver que cada número de aquella sucesión lógica era un alfiler clavado a conciencia en cada una de mis arterias. Llegué al diez, el aguijón, y me deshice del nudo que me separaba de la realidad: el desamparo. No, tú ya no estabas allí, fue la forma menos lastimosa que se te ocurrío para decirme adiós, y a mí aún me sangran las heridas. Me quedé sola, ante el mar, inmenso, insociable, huraño, muerto. Me quedé con una chaqueta, con su olor, que era el tuyo, y con aquella soledad que decidiste regalarme y que yo, melancólica como la que más, aún conservo.

3 comentarios:

desconocida dijo...

Majo, sencillamente perfecto. Me encanta. Verde aceite, sí, como tus preciosos ojos y tu precioso texto.

Anónimo dijo...

Hacía mucho frió aquella mañana de diciembre, creo que era nochebuena, o navidad, o el día de los inocentes, porque tanta felicidad debía ser una broma
SIMPLEMENTE ME ENCANTI

verdugo dijo...

Me lo h imaginado...toda la historia...
No quiero regalos así..